viernes, 19 de septiembre de 2008

Chao Agosto




El grito brota jubiloso, desde las gargantas de nuestros queridos adultos mayores, con matices que adelantan la dieciochera fiesta popular, que se visualiza en el siguiente recodo del camino.
Y no es injustificada esa alegría, que brota espontánea, pues se ha dejado en la senda al más helado y lluvioso de los meses. Mes de gélidas y prolongadas noches, que elevan inmisericordes el riesgo de enfermar y morir por enfermedades respiratorias, a las personas de mayor vulnerabilidad física y social. Destacan lejos los más pobres del país y entre ellos los adultos mayores y los pequeños niños.
El aire helado y húmedo de agosto, que se cuela entre las frágiles paredes de las viviendas. La lluvia abundante, que a pesar de lo que reza el refrán, siempre moja más a los pobres, disminuyendo las defensas corporales, exponiendo al cuerpo inerme a virus y bacterias, que destruyen bronquios, pulmones y la vida.
En ambos extremos de la vida, la mortalidad por causa infecciosa-respiratoria se encuentra en 3º lugar a pesar de las significativas disminuciones que han tenido en la última década. La tasa de mortalidad infantil que orgullosamente Chile muestra, sin envidiar a ningún país desarrollado, se ha logrado fundamentalmente gracias a la baja en las muertes por problemas respiratorios.
Afortunadamente, cada vez son más los chilenos que traspasan agosto y pueden gritar con fuerza un dieciochero viva chile, dejando atrás al entumecido agosto.
Todo esto no ha sido obra de la casualidad, ni de ayudas providenciales. Por el contrario ha obedecido a una política inteligente de Salud Pública y un Sistema de Protección Social, dirigido a los grupos de mayor riesgo y vulnerabilidad.
Entre los elementos más destacados podemos mencionar la campaña de vacunación contra la influenza, la campaña de vacunación contra el neumococo, la implementación de las salas IRA y ERA, el Plan AUGE, el Programa Puente, Chile crece contigo, la Reforma Provisional, entre los más relevantes.
El impacto de estos programas, orientado a corregir determinantes sociales de la salud, han impactado significativamente en la disminución de tasas de mortalidad, incremento de la expectativa de vida al nacer y en la calidad de vida de todas las personas.
Traspasar el umbral de agosto, es motivo de alegría para muchos, pero sobre todo de esperanza. La desolación invernal ha quedado atrás y se visualizan días mejores, plenos de calidez, de colorido, de ilusión y de vida.