martes, 26 de agosto de 2008

Fernando no es de Chile


Más alto, más lejos, más rápido, más fuerte; pero también más cromosomas, más apoyo y más constancia.
Esta última semana el espíritu olímpico ha traspasado todos los umbrales de los hogares de Chile. La madrugada ha prendido todos los televisores chilenos. Las esperanzas de un triunfo, que no nos deje en el subdesarrollo deportivo, se depositan en el esforzado performance de un chileno, nacido en estas tierras; aunque el temple, la constancia y el apoyo para enfrentar los objetivos deportivos, no son propios de nuestra cultura, ni menos de los esfuerzos del estado de Chile.
La buena fortuna lo hizo nacer en una familia que privilegió el deporte, y estuvo dispuesta a asumir los costos de satisfacer las condiciones genética y la voluntad de un hijo; tocado por la varita mágica de las oportunidades, que puede cambiar la vida.
Los logros de Fernando González, que tanto nos enorgullecen, lamentablemente no son patrimonio de Chile, sino solo de él y de su familia que lo ha apoyado.
Si bien es cierto, que el factor genético, que determina la longitud de los huesos, la angulación de las articulaciones, el tipo de fibras que componen los músculos, la capacidad cardiopulmonar, pueden resultar determinantes en los logros deportivos; no son los únicos elementos que permiten disfrutar el oro olímpico; que puede adornar el cuello del atleta, y el de todo un país anonadado por el éxito.
La sentencia: “solo en el diccionario la palabra éxito está antes que trabajo”; toma todo su valor cuando nos referimos a los logros deportivos.
Acompañando a la genética, que coloca su parte, se requieren al menos dos elementos adicionales para poder colocarse la corona de olivos en la testera. El apoyo institucional y la personalidad del individuo.
El apoyo institucional; que en el caso de los González, los Massú y los Ríos, son sus incondicionales familias; debe ser dado por un estado comprometido con el deporte, que entienda que la actividad física, no solo puede contribuir a tener una autoestima como país muy en alto; sino por sobre todo; contribuye a tener un pueblo mucho más sano y feliz. Valga en este instante una aclaración. Cuando apunto a la responsabilidad del estado, estoy dirigiéndome a las políticas gubernamentales, a las leyes emanadas del legislativo, a la cultura de las instituciones, a la educación formal y a la cultura del país en general. En esta falencia se reflejan las escasas horas de la actividad escolar dedicadas a la actividad deportiva, a la nula importancia que le dan los legisladores a leyes que incentiven la práctica del deporte; a la falta de un presupuesto de la nación consecuente con la importancia del deporte, a la cultura del sedentarismo que reina en los hogares chilenos.
El segundo aspecto, apunta a la actitud del individuo, de la constancia y perseverancia que ponga en los compromisos que le pone la vida por delante. Una persona virtuosa; dotada desde el nacimiento; pero sin constancia, será como una joya que se pierde en las profundidades del océano. Solo en la medida, que tengamos una armoniosa combinación de estos tres componentes: genética, compromiso institucional y constancia individual, podremos decir que Fernan

No hay comentarios: