domingo, 17 de agosto de 2008

Política y Felicidad


Desde tiempos inmemoriales, filósofos y pensadores han mencionado a la búsqueda de la felicidad como una de las razones que le da sentido a la vida de las personas. Por lo tanto, en ese contexto, conocer cuales son los elementos determinantes de esta placentera sensación, tendrá una importancia capital. Conocerlos tiene implicancia de salud individual y social.
Entre estos deben reconocerse la personalidad, factores demográficos, factores macroeconómicos y las condiciones institucionales de la sociedad, de las cuales la democracia es la más importante. A mi entender, el impacto de la amplitud y diseño de las instituciones democráticas en el bienestar subjetivo; y de la directa relación que tiene con las adecuadas decisiones políticas; es razón suficiente para dedicarle un análisis en momentos, que los chilenos nos disponemos a concurrir a las urnas.
Un estudio realizado con entrevistas a 6.000 residentes suizos se vio como existe una fuerte evidencia de, que los factores institucionales ejercen una influencia sistemática y considerable en la felicidad declarada. La existencia de amplias posibilidades de participación individual en la forma de iniciativas, votaciones y referendos, aumenta el bienestar subjetivo de las personas.
En esto influye: un rol más activo de los ciudadanos; los políticos están mejor dirigidos y controlados. La gestión política, los gastos públicos, así como muchas otras decisiones; del municipio, por ejemplo; son más cercanas a los deseos de la ciudadanía. La transparencia del gasto público, la disminución del clientelismo político, y sentir que voluntariamente los políticos comparten el poder en la toma de decisiones significativas, son todos elementos que se desarrollan vigorosamente. Como consecuencia, la satisfacción con la autoridad se refleja en un mayor nivel de bienestar total.
La experiencia de los presupuestos participativos, en los escasos municipios chilenos que se han atrevido a implementarlos, ha sido una evidencia de ello. San Antonio, que ha desarrollado esta experiencia por tres años consecutivos, ha observado una creciente participación ciudadana. Comunas como Buin han reconocido la apuesta de sus dirigentes políticos premiándolos con reelecciones acompañadas de creciente adhesión.
Por lo tanto, si la democracia es un elemento importante como un elemento determinante de la felicidad de las personas, existe el imperativo ético de quienes ejercemos un rol político, de realizar todas aquellas acciones encaminadas en profundizar la democracia. Crear condiciones para la participación ciudadana real, con personas empoderadas, que tomen decisiones significativas en forma permanente y no solo cada cuatro años como establece nuestra aún imperfecta democracia.
La municipalidad tiene una amplia gama de espacios, que puede entregar. Desde la modesta subvención a la millonaria inversión, las personas tienen mucho que decir, enriqueciendo los resultados y por añadidura resultando personas más felices.

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